Cuando el aire acaricia el cuerpo flotante y la materia existente con un silbido, cuando la melodía preferida retumba y resuena en el oído, cuando el niño cae al suelo y se levanta sin el menor quejido, cuando el cielo se ilumina por el sol naciente de su humilde nido, cuando me despierto cabalgando entre sueños de algodón pienso en tu rostro sonriente junto al mío.
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